Hno, Eddy Gil
Hay un tono que marca toda esta escena de la Entrada Triunfal de Jesús, y es precisamente su compostura.
Jesus no fue conmovido por el entusiasmo de las personas, sino por realidad espiritual de las personas.
Jesús no vino con espada para juzgar nuestros pecados, sino con mantos y toallas para curar nuestras heridas. Necesitamos un Rey lo suficientemente compasivo para encontrarnos justo donde estamos, y suficientemente amoroso para no dejarnos ahi donde estamos
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