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Algunas experiencias de la vida pueden resultar realmente dolorosas y causar un sufrimiento profundo que perdura en el tiempo. Como resultado de esto, ellas convierten en experiencias difíciles de sanar. Esto es lo que se llama trauma o una herida profunda del corazón.

Las heridas del corazón pueden afectar el funcionamiento de cada parte de nuestras vidas, como por ejemplo nuestras relaciones, nuestros pensamientos, nuestro cuerpo, así como también nuestra relación con Dios.

Por esta razón, como iglesia, hemos habilitado un espacio conversacional y de cuidado, llamado Lugar Seguro, donde nuestras mujeres pueden compartir sus sentimientos y batallas acerca de estas heridas del corazón, y experimentar el alivio y sanidad que trae la verdad refrescante de las Escrituras y el acompañamiento de una comunidad.